CEREALES PALOMO S.A., es una pequeña empresa de origen familiar, ubicada en Torrijos (Toledo), dedicada actualmente en primer lugar a la Selección de Semillas certificadas desde 1982, al comercio de cereales y legumbres y, en tercer lugar, a la venta de fertilizantes. También es operador ecológico desde el año 2001.
En principio CEREALES PALOMO S.A. (CEPASA), y antes de su creación, el fundador de la empresa, Baldomero Palomo, allá por los años 50, compraba en pequeñas cantidades lo que se producía por la comarca: cereales, forrajes, alfalfa y leguminosas. El agricultor las recogía segándolas a hoz y llevándolas a las eras para su trilla, limpieza y envasado en costales. Una vez pesado con las romanas, se cargaba a hombro por el operario al pequeño camión de alquiler de 5.000 kilos que había en el pueblo, para su posterior descarga en pequeñas naves que se alquilaban (con el tiempo se pudieron construir propias).
Esta manera de trabajar, ya que en los pueblos de interior no había otra cosa, suponía para el agricultor vender la pequeña cosecha que tenían y para el almacenista una posibilidad de ‘ganarse las habichuelas’, en aquellos tiempos de extrema necesidad.
Pasado un tiempo de 8 a 10 años la agricultura fue mejorando sus sistemas de producción adaptándose tanto agricultor como almacenista a los cambios de maquinaria y almacenes. Por aquel entonces, las producciones de cereales y leguminosas se vendían y consumían exclusivamente por la zona debido, principalmente, a que los rendimientos eran todavía bastante exiguos con respecto a otras áreas más productivas como Andalucía, Castilla y León, Aragón, etc., pero también, al déficit logístico, ya que se carecía de vehículos en general y, los que había, eran más bien pequeños.
En la década de los sesenta a los setenta se comenzó a contar con mayores producciones de cereal y los consumidores eran fábricas de piensos y ganaderos de un mayor consumo. Esto trajo consigo la aparición de un mayor número de operadores de cereal en la zona lo cual supuso una mayor competencia tanto a la compra como a la venta. Hay que tener en cuenta que entonces los márgenes, si los había, eran en céntimos de peseta. Esto implicaba que tenías que agudizar mucho el ojo con el fin de sacar una ‘perrita’ como se decía entonces, y tener en cuenta el precio de compra, el transporte, los kilos que faltaran y, lo más importante, la financiación y el cobro.
También por esa época se operaba con forrajes, pulpa, panochas de maíz que se desgranaban con máquina, harina de soja etc., con el fin de tener otros productos diferenciados de los que podían tener la competencia de la zona y que el margen fuera mejor que en los cereales.
Como la competencia de la zona iba copiando estas y otras innovaciones y los beneficios si los había eran muy ajustados, a comienzos de los 70 nuestra empresa hizo una apuesta por complementar el negocio con una máquina de selección de semillas de leguminosas-pienso, que supuso un gran empujón empresarial, toda vez que amplió la capacidad de venta a otras compañías ubicadas en Barcelona, Valencia o Málaga.
Con este referente, se avanzó un poco más en innovación y en el año 1982 se instaló un centro de selección de semillas certificadas autorizado por el Ministerio de Agricultura, que supuso un cambio de estrategia en nuestra actividad comercial dedicando más recursos a la selección de semillas que a la comercialización de cereales.
Con el tiempo nos acreditamos en la selección de semillas certificadas y las ventas subieron con mayores márgenes que con el comercio de cereales, y menores volúmenes de facturación. Esto ha sido uno de los motores de continuidad de nuestra empresa hasta ahora.
Ya en este siglo, ante la persistencia del escaso margen de beneficios que proporciona la comercializaron de cereales, en un mercado dominado por multinacionales y condicionado por la competencia desleal de las cooperativas, una parte importante de los grandes almacenistas de España, así como pequeñas empresas y algunos emprendedores, cada vez menos, ubicados en las zonas de producción han complementado el comercio de cereales también con la selección de semillas certificadas así como el acondicionamiento de granos para la siembra, esto ha supuesto como siempre reducir los márgenes en la semilla, quedando bastante exiguos con respecto a los riesgos y responsabilidades que hay que afrontar.
Respecto al futuro, citaré un par de refranes: no a ‘cualquier tiempo pasado es mejor’ y sí a ‘el que adelante no mira, atrás se queda’. Es decir, todas las épocas tienen sus dificultades y si bien el papel del almacenista típico parece estar diluyéndose en un mundo de transacciones electrónicas con los ojos en Chicago o París y las manos en el teclado del ordenador, pienso que siempre quedará un hueco en el mercado para los que permanezcamos a pie de campo.